Teresa González Salvadores, Vicepresidenta 2ª de AEDEM-COCEMFE, Presidenta de la Federación Gallega de Esclerosis Múltiple (FEGADEM), y expresidenta de la Asociación Compostelana de Esclerosis Múltiple, Párkinson, ELA y otras (ACEM), fue una de las ocho mujeres galardonadas con el premio ‘Mulleres de Compostela 2025’, otorgado por el Ayuntamiento de Santiago de Compostela.
El pasado 7 de marzo, Santiago de Compostela acogió la gala de los premios ‘Mulleres de Compostela 2025’, un evento en el que se reconoció la trayectoria y el compromiso de ocho mujeres destacadas de la ciudad en ámbitos como el asociacionismo, la hostelería y la cultura. La ceremonia fue conducida por el emotivo discurso de la escritora Rosa Aneiros y la música de Sheila Patricia.
Teresa González Salvadores, Vicepresidenta 2ª de AEDEM-COCEMFE, Presidenta de la Federación Gallega de EM (FEGADEM), y expresidenta de la Asociación Compostelana de EM, Párkinson, ELA y otras (ACEM), fue una de las ocho mujeres galardonadas con el premio ‘Mulleres de Compostela 2025’. Este reconocimiento, otorgado por el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, distingue su lucha en la defensa de los derechos de las personas con esclerosis múltiple y su compromiso con la igualdad y la inclusión social.
En la siguiente entrevista, Teresa González comparte su visión sobre la situación de las mujeres con discapacidad y el significado que este premio tiene para ella.
- Teresa, enhorabuena porque este 2025 has recibido el premio ‘Mulleres de Compostela’. ¿Qué significa para ti este reconocimiento?
Estoy muy feliz con este reconocimiento. Creo que se pone en valor todo el trabajo que hacemos las personas diagnosticadas de una enfermedad crónica degenerativa para defender los derechos de todo nuestro colectivo. Además, hoy las asociaciones de pacientes ofrecen tantos servicios que ya son importantes empresas que hay que saber liderar. Me emociona que este premio esté dentro del Día de la Mujer, y me honra pensar que hoy represento a todas las mujeres con esclerosis múltiple y discapacidad que dedican gran parte de su vida a luchar por una vida digna para todas.
- Tu trayectoria está marcada por la lucha por los derechos de las personas con esclerosis múltiple y de las mujeres con discapacidad. ¿Cómo comenzó todo?
Recuerdo como en mi adolescencia yo llevaba un ritmo de vida distinto al de las personas de mi edad. Tenía que dormir mucho, incluso largas siestas. No siempre podía prestar atención en clase, me dolía mucho la cabeza, tenía que estudiar muchas más horas para rendir lo mismo e, incluso, tuve que suplicar a mis padres que me consiguieran la exención física porque no podía superar las pruebas.
Años más tarde, con mi diagnóstico, sentí alivio. Por fin había una explicación a lo que me estaba pasando, pero al enfrentarme de nuevo a la realidad fue muy duro. De repente, los seguros de viaje ya no me querían, ni los seguros médicos, no estaba apta para trabajar, muchas amigas desaparecieron, como mi pareja… Fue difícil asumir todo esto tan joven y llena de sueños por cumplir. Sentía tanta rabia que no quería que le pasase a nadie más, así que al conocer la Asociación Compostelana de esclerosis múltiple (ACEM) me metí de lleno.
- Como representante de entidades que trabajan con la esclerosis múltiple y otras enfermedades, en tu opinión, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las mujeres con discapacidad?
Creo que las mujeres con discapacidad lo tenemos más difícil que los hombres en todos los sentidos: en el laboral, en el sentimental, en la independencia de nuestros familiares… Frente a la sociedad tenemos que demostrar siempre que estamos a la altura, y en las familias a veces hay un exceso de protección a las hijas. En ACEM conozco chicos jóvenes con dependencia que acaban de ser padres; no puedo decir lo mismo de las mujeres.
- ¿Qué papel juegan las asociaciones en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad?
Hoy en día, las asociaciones somos colectivos asentados y fuertes con capacidad de influir en muchos aspectos sociales. Ya tenemos peso en los gobiernos locales, autonómicos y nacionales. No es fácil cambiar las cosas, pero nosotras insistimos constantemente en nuestras demandas y, poco a poco, vamos teniendo resultados.
- Este premio reconoce tu trayectoria, pero también tu compromiso con la ciudad de Santiago. ¿Qué significa para ti tu ciudad?
Uno de mis principales objetivos como Presidenta fue dar visibilidad a la labor y servicios de nuestra asociación para llegar a más personas afectadas, pero hasta que no me han dado este premio no me había parado a pensar en lo importantes que somos para Santiago. Nuestras aportaciones en el consejo asesor de pacientes del CHUS (Complejo Hospitalario Universitario de Santiago), nuestros proyectos de accesibilidad presentados y aprobados en el pleno del ayuntamiento, nuestros proyectos de sensibilidad en colegios y universidades, los foros científicos anuales, nuestras campañas de recaudación de fondos… Todo esto ha hecho que ACEM esté presente en muchos puntos y momentos importantes de la ciudad. De hecho, ahora nos invitan a participar incluso en las inauguraciones de los hoteles.
- ¿Qué mensaje lanzarías a las mujeres con discapacidad?
Que no dejen que nadie les diga cómo tienen que vivir, qué es lo que pueden o no hacer, que no tengan miedo a pedir ayuda. Las asociaciones estamos para asesorarlas y acompañarlas en todo lo que necesiten. Saber pedir ayuda no es una debilidad; es muestra de fortaleza.
Y como mujer con discapacidad no voy a dejar de reivindicar que discapacidad es igual a admiración. Somos personas que, con menos funciones, tenemos que sacar adelante la misma vida que cualquier otra persona. Eso es admirable.
- Para terminar, ¿qué le dirías a las mujeres que están comenzando en el campo del asociacionismo o en otros ámbitos similares?
Que no olviden lo importante que es su implicación en las asociaciones. Principalmente los cambios sociales serán gracias a nosotras. Que tengan paciencia, porque no es fácil conjugar tantas opiniones y demandas. Pero que nunca olviden que no hay nada más bonito que sentirte protagonista en la lucha por los derechos de las personas.