Tratamientos modificadores de la enfermedad
Los tratamientos modificadores de la enfermedad tienen como objetivo prevenir o reducir el número de brotes en la EM recurrente-remitente así como la acumulación de la discapacidad en la persona con EM.
Los fármacos modificadores de la enfermedad de primera línea incluyen interferón beta 1b, interferón beta 1a y acetato de glatiramero, todos ellos administrados mediante inyecciones diarias, a días alternos o semanales, dependiendo de la dosis. Estos tratamientos han demostrado su eficacia para reducir las tasas de recaída y en la mayoría de las personas con EM, reducir la progresión de la discapacidad a corto plazo. Los efectos secundarios más comunes pueden incluir síntomas pseudogripales, cambios de humor y reacciones en el lugar de la inyección.
Si una persona con EM no parece estar respondiendo a los tratamientos de primera línea descritos anteriormente, se puede prescribir natalizumab (mediante infusión intravenosa cada cuatro semanas) o fingolimod (una terapia oral). Ambos tienen efectos secundarios que deben ser monitorizados.
En breve se aprobarán dos nuevos tratamientos, teriflunomida y alemtuzumab, para mejorar la evolución de la enfermedad y disminuir el número de brotes, así como otro tratamiento oral (dimetilfumarato) para EM recurrente-remitente.
Tratamiento de los síntomas
Las personas con EM experimentan una amplia gama de síntomas ocasionados por el daño a su sistema nervioso central. Síntomas como la espasticidad, los trastornos urinarios, el dolor y el cansancio afectan gravemente a la calidad de vida de las personas con EM, por ello es importante tratarlos. El tratamiento compuesto por THC (tetrahidrocarbocannabinol) y CBD (cannabidiol) permite a los pacientes mejorar la espasticidad y todos los síntomas asociados a ella como el dolor, los espasmos y las alteraciones urinarias.
En España ha sido aprobado el primer tratamiento para mejorar la marcha de las personas con EM, que es el síntoma que más preocupa según todas las encuestas. Este tratamiento, derivado de la aminopiridina, mejora la movilidad en el 50% de los pacientes.
Tratamiento de los brotes
Cuando una persona con EM tiene un brote con afectación severa: debilidad en uno o varios miembros, desequilibrio, pérdida de visión, visión doble u otros síntomas incapacitantes, el neurólogo suele proponer al paciente tratamiento con corticoides a dosis elevadas por vía intravenosa durante unos 3-5 días. Este tratamiento no mejora a largo plazo la recuperación del brote, pero al menos hace que la recuperación sea más rápida. Cuando los brotes son leves, muchos médicos prefieren no tratarlos, aunque algunos utilizan corticoides a dosis más bajas por vía oral. Durante los brotes es recomendable que el paciente guarde reposo, si bien en la fase de recuperación será precisa la ayuda de la rehabilitación en muchos casos.
Otros tratamientos
Estos incluyen un grupo de tratamientos farmacológicos llamados inmunosupresores, que funcionan mediante la inhibición de la división celular. Se dirigen al sistema inmunológico y no discriminan entre las diferentes células del cuerpo, así que pueden ser efectivos para EM pero también tienen una amplia gama de efectos secundarios adversos. Pueden ser útiles en algunas personas con EM, por ejemplo en la EM que avanza rápidamente o en la EM recurrente-remitente con una alta tasa de recaída. El neurólogo y la persona con EM necesitarán trabajar juntos para equilibrar los efectos beneficiosos de estos fármacos con sus potenciales efectos secundarios adversos.
Los inmunosupresores más comúnmente utilizados en EM son azatioprina, ciclofosfamida, metotrexato y mitoxantrona.
Rehabilitación
La mayoría de las personas con EM se benefician de la realización periódica o continua de rehabilitación integral, tanto desde un punto de vista estrictamente físico (por ejemplo, como tratamiento de apoyo en la espasticidad), como por lo que supone de mejoría del «tono vital» en general; además de la sensación de estar haciendo algo por uno mismo y de estar colaborando activamente en el tratamiento.
El sistema público de salud no dispone de suficientes medios para satisfacer esta demanda y uno de los principales esfuerzos que realizan AEDEM-COCEMFE y sus asociaciones miembros es intentar suplir esta carencia, mediante la creación de centros de rehabilitación integral en los que se atiende a las personas con EM y a sus familiares desde un equipo multidisciplinar comprendido por médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, logopedas, y personal de enfermería.
Tratamientos futuros
Los investigadores están trabajando para encontrar nuevos y mejores tratamientos para las personas con EM. Actualmente hay tres medicamentos orales para la EM recurrente-remitente, fingolimod, cladribina y teriflunomida, con varias terapias orales más sometidos a ensayos clínicos.
Las terapias con células madre son otra área de la investigación en tratamientos para la EM. Actualmente hay varios ensayos investigando el potencial de varios tipos de células madre para diversas formas de EM. Incluyen las células madre mesenquimales, las células madre hematopoyéticas y las células madre neurales. Las células madre mesenquimales actualmente están siendo probadas para EM. Se cree que pueden tener un efecto positivo a través de la ‘inmunomodulación’ y también podrían promover los mecanismos de reparación del sistema nervioso para reparar la mielina dañada.
Las células madre neurales son responsables para la reparación de la mielina en el cerebro y se espera que pronto sea probado su tratamiento para la EM. Las células madre hematopoyéticas ya utilizadas para tratar la leucemia, linfoma y varios trastornos sanguíneos hereditarios, están siendo probadas en formas muy activas de EM, donde se cree que pueden ayudar a prevenir el daño a la mielina mediante la alteración del funcionamiento del sistema inmune.